14 de marzo de 2012

A qué tenemos miedo?

Los expertos en Neurociencia e Inteligencia Emocional definen el miedo como una emoción básica, imprescindible para la supervivencia de los mamíferos. 
El miedo se produce en nuestro cerebro límbico y es activado ante cualquier peligro impulsándonos al ataque o a la huida. 
Las emociones van siempre acompañadas de reacciones somáticas que se manifiestan en el organismo en reacciones físicas, las más importantes son las alteraciones en la circulación, los cambios respiratorios y las secreciones glandulares. De ahí que podamos considerar al miedo como algo “natural”…

Según el budismo existen dos clases de miedo: el miedo apropiado, el miedo impropio.
El miedo apropiado se fundamenta en un peligro de existencia real,ante el cual se pueden tomar medidas para evitarlo. Este miedo nos advierte que es peligroso hacer algo (como saltar a la calle desde una azotea o drogarse). Cuando el miedo es apropiado, sirve para tomar consciencia del peligro real y para tratar de evitarlo.
El miedo impropio es el que surge de cosas que no pueden perjudicarnos, como tenerle miedo a una araña; o que no podemos evitar, como tener miedo a envejecer. Esta clase de miedo puede deprimirnos y paralizarnos.
El tener miedo permanentemente inhibe de ser uno mismo, impide desenvolvernos con armonía, y nos condiciona, como por ej. las personas que temen salir de sus casas, o que temen contagiarse enfermedades.
Muchos miedos son reales porque existen en cuanto a sentimientos, tu sientes ese miedo, pero son solo producto de pensamientos negativos. La mayoría de los miedos que sufrimos a diario pertenecen a este segundo grupo: los hijos de los pensamientos negativos. 
Cuando los pensamientos de enfermedad, infortunio, accidente, muerte, etc, vienen a nuestra cabeza, debemos aprender a eliminarlos antes de que nos controlen
¿Alguna vez te has planteado que, de algún modo, nuestra vida es el producto de nuestros pensamientos? y ¿si tenemos pensamientos aterrorizantes solo podemos esperar sufrir miedo?, ¿te has preguntado que, si nuestra vida es producto de nuestros pensamientos, al pensar cosas aterrorizantes además de sufrir las consecuencias físicas de tener miedo, atraeremos aquello a lo que tememos... ¿
Hay  personas que se pasan la vida teniendo miedos infundados; si pensamos en cuales son aquellas cosas que nos generaron miedo últimamente, descubriremos que la mayor parte de ellas nunca sucedió.
La mayoría de los miedos tienen su raíz en una forma errónea de percibirnos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea, es decir que tienen un origen mental, por lo que si aprendemos a controlar nuestros pensamientos, podremos terminar con ellos.
El mundo no existe separado de nuestra mente, sino que es una proyección de ella, tal como sucede durante el sueño. Y así como ocurre con las peores pesadillas, cuando logramos despertar todo termina.
Cuando dormimos, todo lo que sucede durante el sueño nos parece tan real como lo que vivimos cuando estamos despiertos, y cuando estamos despiertos, muchas de las cosas que nos atemorizan nos parecen reales porque son reales pero SOLO en nuestra mente. Pensamos en cosas atemorizantes y tenemos miedo, pensamos en cosas placenteras y sentimos placer, pero cuando nos mantenemos en la esfera del pensamiento todo se origina en nuestra mente, por lo tanto, con el control de la mente puede evitarse, o por lo menos eliminarse cuando surge.
Todo el mundo posee dentro de sí mismo la fuerza para combatir sus miedos.
La cuestión es detectar a qué tenemos miedo, es decir identificar cada uno de nuestros miedos para poderlos desmontar... uno a uno, aunque a veces, se pueden llegar a anular varios miedos de un plumazo... Miedo a la soledad, a la tristeza, a decir que NO, a decir que SÍ, al que dirán, pánico escénico, miedo al fracaso, al ridículo, a no cumplir con las propias expectativas, a la equivocación… Miedo de ser rechazado socialmente,
miedo al sufrimiento, miedo a perder la pareja, miedo a no conseguir pareja, miedo a la soledad, miedo a enfermar,
miedo a perder el trabajo, miedo a los accidentes, miedo a perder a un ser querido, miedo a la pobreza, miedo a la muerte, miedos inexplicables…
Es curioso como en un país donde no nos enseñan habilidades sociales, tengamos un exceso de perfeccionamiento que contribuya a crear una mente controladora y represora de nosotros mismos, cuando de sobra es conocido que: Lo mejor es enemigo de lo bueno, y la equivocación -prueba /error, una forma de aprendizaje.

Como tememos ser nosotros mismos, completos, en esencia,  construimos una armadura que nos protege, de ahí la paradoja de que seamos nosotros los que construyamos nuestro miedo, y en consecuencia solo nosotros podamos vencerlo. Como decía mi amiga T.: "Al miedo hay que tenerlo al lado, si va delante no te permite avanzar, y si va detrás te hace demasiado temerario"