24 de mayo de 2016

Línea de un sueño VIII. Enfado y superación

Continuamos nuestra línea de un sueño, haciendo seguimiento de los pequeños objetivos planteados la vez anterior, que las niñas deciden mantener y enlazar con otros nuevos. El "no enfadarme con:  mi madre, mis amigas, mis padres..." es muy reincidente, de ahí las preguntas:
¿Te enfadas a menudo? 
¿Qué ocurre cuando te enfadas? 
¿Controlas tu enfado?
El enfado surge cuando la realidad que tenemos delante no nos gusta o nos hace daño. Y solemos  reaccionar con rabia y agresividad, unas veces lo exteriorizamos, otras no. En todo caso, siempre que nos enfadamos, algo se altera en nuestro interior y solemos reaccionar atacando con una actitud defensiva. Lo que entonces ocurre es muy "sentido", porque a quien primero y más afecta es a nosotr@s mism@s, física y mentalmente. Nos enfadamos ante lo que no aceptamos, ante lo que no cumple nuestras expectativas; cuanto más nos enfadamos, más mostramos nuestra dificultad de aceptar lo que ocurre... o de lo que NO ocurre.

Es más fácil enfadarse con las personas que tenemos cerca, con las que interactuamos y compartimos, que con las que nos encontramos de tarde en tarde, y esa posibilidad es algo que forma parte de lo cotidiano, es normal que a veces nos enfademos. El problema es cuando ese enfado es demasiado reincidente, cuando esa persona o situación, y nuestra interacción con ella nos altera más de lo normal... y nos faltan herramientas para superarlo.
El enfado, a veces, camina conectado con la culpa, con lo que me echo en cara, la mayor parte de las ocasiones ligado a la educación recibida... Quizás la culpa esté más presente en las generaciones de nuestros progenitores y en las nuestras, y tal vez para estas niñas quede más lejana, o al menos no se evidencia en edades tan tempranas. De cualquier modo, lo que ha surgido en la sesión ha proporcionado materia suficiente para enfocarnos en la superación de lo que nos provoca enfado y decepción. Algo bastante probable en la consecución de los sueños.
Nos hemos servido del movimiento corporal, y del juego que nos proporcionaban los botones: grandes, pequeños, de pasta, madera, metal, de mil colores... para trascender lo que nos ocurre. 
Arteterapia. Casa San Cristobal