6 de octubre de 2016

El lugar que ocupo ante mí. Cuando las decisiones nos obligan "a decidir"

¿Te los has preguntado alguna vez?
Seguro que sí, quizás de muy diferentes maneras, incluso sin ser totalmente consciente... pero no deja de ser una pregunta reincidente, que nos hace posicionarnos de un modo u otro, y que al formar parte de algo vivo, en constante evolución, se vuelve a plantear una y otra vez... "Hilo de Penélope" habrían dicho los pro-clásicos, tejer durante el día y destejer por la noche... cada vez de una manera, puede que parecido, pero nunca igual.

En definitiva, se trata de estar atentos y atentas a nuestro devenir, a lo que ocurre fuera y lo que provoca dentro, a las decisiones que tomamos.

Recientemente se planteó ante mí esta pregunta: ¿Cómo podemos saber si: somos nosotros los que tomamos la decisión, o es la decisión la que nos obliga a decidir? La decisión que nos obliga a decidir tiene que ver con esas veces en las que ante una situación determinada, has de elegir que hacer, pero ese elegir es relativo, porque tu quieres hacer algo, y tu intuición, tu yo interior, (¿tu conciencia?) o como lo quieras llamar,  te insta a que hagas otra cosa; algunos dirían que más conveniente, pero ¿para quién? y... ¿siempre es así?
Y después ¿cómo te quedas? ¿cómo te posicionas ante las consecuencias?

Yo, en estos casos, para conseguir situarme: ME DETENGO, respiro con consciencia, me aquieto, me pregunto cual es el lugar que ocupo ante mí, dónde estoy ante mí, y a partir de ahí, me escucho y trato de dejarme fluir.

Ayer martes iniciamos nuevo ciclo: "Ocupando mi lugar", con un grupo en el que confluían chiquitas que volvían al taller de arteterapia y nuevas participantes. Con un abanico de edad importante: entre 8 y 14 años, y entre otros, el reto de articular el escalón intergeneracional, en este caso acrecentado por la inhabitual presencia de dos pequeñas que dieron color a lo que ocurrió.
Arteterapia. Ocupando mi lugar I. Casa San Cristobal