10 de octubre de 2014

Proserpina para los griegos, Perséfone para los romanos...



Proserpina, hija de Ceres, madre tierra, estaba un día recogiendo flores con sus compañeras en un prado... de pronto, la tierra se abrió y Plutón, dios de los muertos, apareció y se la llevó para que fuese su reina en el inframundo... Antorcha en mano, su afligida madre la buscó por todo el mundo, y al no encontrarla prohibió a la tierra seguir creciendo. Así todo aquel año no creció una sola brizna de hierba, y los hombres habrían muerto de hambre si Zeus no hubiese persuadido a Plutón de que dejase marchar a Proserpina. Pero antes de permitirle marchar, Plutón le hizo comer la semilla de una granada, y que así no pudiese permanecer alejada para siempre. Por esto fue acordado que pasaría dos tercios de cada año con su madre y los dioses del cielo, y el resto del año con Plutón bajo la tierra... 








Trabajo plástico. Niños y niñas de LA CASA de San Cristobal de los Ángeles