Proserpina, hija de Ceres, madre tierra, estaba un día recogiendo flores con sus compañeras en un prado... de pronto, la tierra se abrió y Plutón, dios de los muertos, apareció y se la llevó para que fuese su reina en el inframundo... Antorcha en mano, su afligida madre la buscó por todo el mundo, y al no encontrarla prohibió a la tierra seguir creciendo. Así todo aquel año no creció una sola brizna de hierba, y los hombres habrían muerto de hambre si Zeus no hubiese persuadido a Plutón de que dejase marchar a Proserpina. Pero antes de permitirle marchar, Plutón le hizo comer la semilla de una granada, y que así no pudiese permanecer alejada para siempre. Por esto fue acordado que pasaría dos tercios de cada año con su madre y los dioses del cielo, y el resto del año con Plutón bajo la tierra...
Trabajo plástico. Niños y niñas de LA CASA de San Cristobal de los Ángeles